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lunes, 26 de septiembre de 2011

LA PELOTA SE MANCHÓ


Cuando en el fútbol, la pelota se mancha de sangre todo tiene que terminar. Una vez más el campeonato se mancha por cosas extra deportivas. Una vez más el campeonato peruano deja de ser serio para convertirse en el símbolo de la violencia, de la barbarie, de la irracionalidad. La muerte de un hincha, nos toca a todos. Y no porque sea de tal o cual equipo, sino porque el hincha va a disfrutar del fútbol, del espectáculo y eso nos incluye a todos lo que están relacionados con este deporte.

Me hubiese gustado empezar hablando del robo que sufrió el Boys en Chiclayo. También del buen juego y del coraje que mostraron los once que salieron al campo, para “pararle el macho” al favorito del campeonato. Pero no se puede hablar de fútbol, cuando una vida está de por medio. Sin duda, le quita esa alegría, esas ganas, esa pasión.


El fútbol en el Perú se muere, se desangra. ¡Basta ya!

Por ello el minuto del silencio en todos los estadios. Porque en cierta parte el fútbol en el Perú se está muriendo. Ya sea por muertes absurdas o por decisiones debajo de la mesa. Hace tiempo que se dejó de jugar en las canchas. Hoy, los arreglos y la violencia reinan en el balompié nacional.

EL PODER DEL DINERO
Pero tratemos de meternos al partido de los rosados. Un empate que debió ser triunfo. Por las ganas, por el empuje, por el juego colectivo que derrocharon los porteños en todo el compromiso. El gol de Caggiano fue premio a ese esfuerzo, a ese dominio que tenían los visitantes y que sorprendió a un Aurich, incapaz de generar acciones de peligro.


Equipo está unido y comprometido por llegar lo más lejos posible

Boys fue más y por eso inauguró el marcador. Aunque la alegría le duro poco, porque minutos después Tejada emparejó para sus colores y todo volvió como al principio. Pero este Boys es de hombres y no de nombres. Impagos como están, salieron a defender a muerte el punto y siempre trataron de llegar al arco rival. Con ganas, con actitud y con mucha entrega, soportaron los embates del local y consiguieron repeles el ataque y volver a golpear.

Una falta en contra de Iglesias dentro del área fue sancionada penal y el brasilero Leandro demostró toda su calidad a la hora de definir. “Cucharear” la pelota, en esa cancha y en ese momento, es solo para maestros. Bien merecido el gol y la ilusión que se dibujaba en la cara de los rosados, que fueron a Chiclayo y de los que se quedaron en el Callao.


Claramente se observa que el balón no entró. La plata de Oviedo hizo efecto

Pero la mafia se sintió aludida. No era posible que todo el dinero de Oviedo quede a la merced de un equipo “misio”, sin ningún “mango” en el bolsillo. El peso del dinero jugó y el descarado juez de línea de nombre Moisés Ibáñez, cobró un gol ilegitimo, a cinco minutos del final. Un cabezazo de Tejada fue rechazado debajo del arco por Lizarbe, el balón nunca traspasó la línea de gol, pero el mafioso y ladrón del juez de línea cobró el gol y el sueño se derrumbó por traernos los tres puntos se derrumbó.

Los reclamos no de dejaron esperar, pero todo estaba consumado. El dinero había hecho su trabajo. Tan solo quedo aguantar el empate y venirse con el punto que ayuda a seguir sumando para alejarse de la baja y para pensar en un torneo internacional. Para el próximo partido contra CNI en el Callao, no se podrá contar con Albarracín (expulsado) ni con Alloco ni “Machito” por acumular quintas amarillas.


Robo descarado sufrió el Boys en Chiclayo. Igual no podrán tumbarnos

Por el derroche que vienen demostrando los rosados en estos últimos partidos, exigimos que los dirigentes consigan dinero y les paguen su sueldo. Basta de jugar en contra de los intereses del club. Karla y compañía tendrán que empeñar el alma, pero a este equipo, sea como sea, se le tiene que pagar. Asimismo, convocamos al hincha para que asista en masa al estadio, para contribuir con algo, en lar arcas de nuestro querido club.

El Grau es uno de los estadios más seguros del Perú. Los hinchas chalacos tienen códigos, tienen respeto por la vida humana. No andan como lacras tratando de destruir a la sociedad. Amigo lector, siéntase seguro de ir al estadio para alentar a sus colores. Dejemos que la justicia se encargue de los indeseables que matan al fútbol. Pero eso sí, muertes como las del sábado no deben volver a ocurrir. La pelota ya se manchó, hay que tratar de limpiarla. VAMOS BOYS CARAJO.

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